viernes, 2 de diciembre de 2011

La idea de dominación y riesgo en la moderna relación Medio Ambiente Sociedad

Por Javier Garduño

En un contexto donde el conocimiento es la fuente de nuevos riesgos, el reencantamiento racional del mundo se vuelve primordial. Si el motor que impulsa el dominio de la naturaleza es la búsqueda incesante de la auto-preservación, la razón objetiva está llamada a romper con el yugo que le ha impuesto la razón utilitaria y subjetiva. El camino a una segunda Ilustración se encuentra en la política y en un orden moral que reoriente los valores de la sociedad.

El objetivo de este texto es, a partir de las ideas de dominación y riesgo, abogar por una nueva visión del mundo en donde la racionalidad objetiva sea rescatada y se logre un reencantamiento del mundo para enfrentar los riesgos ambientales. Asimismo, se considera que en este proceso será fundamental el papel de las mujeres y el comando de las ciudades. Por tanto, en el ensayo se retomará la idea de razón producto de la Ilustración, las corrientes de la ecología política que han abordado estos temas, en particular la ecología profunda y el ecofeminismo, así como el vínculo de ésta última con la sociedad de riesgo.

Dominio y razón: la Ilustración

La luz ilustrada abrió un camino hacia la libertad de los hombres. Prometió quitar las cadenas que ataban la sociedad a la opresión. Para lograrlo se basó en un pensamiento donde la naturaleza debía de ser dominada para obtener el progreso y el bienestar de los hombres. La vista y la razón subjetiva guiaron este proceso y la naturaleza se convirtió en el medio para el desarrollo de los seres humanos.

El pensamiento crítico, derivado de los principios de la Ilustración, permeó en buena medida en el debate del dominio de los hombres sobre los hombres. La teoría social de Marx es un claro ejemplo de la búsqueda de una alternativa a la opresión. Sin embargo, a varios años de distancia es posible decir que los resultados no han sido alentadores. El ser humano sigue oprimiendo a sus congéneres y al hacerlo ejerce un domino aniquilador sobre el medio ambiente.

La revuelta de la naturaleza se convierte en profecía auto-cumplida, esta vez acompañada de factores externos. Pareciera que la razón nos ha traicionado y que es necesario desecharla para reconciliarnos con la naturaleza. No obstante, han emergido nuevas corrientes que pretenden cuestionar las premisas fundamentales del paradigma social de dominación y al hacerlo dibujan un panorama esperanzador. Tal parece que la razón todavía tiene mucho que aportar.

Ecología profunda: la búsqueda del paradigma renovador

De la profundidad se nos advierte que la conciencia es conocimiento y también razón. Sin embargo, no toda la conciencia es profunda, ni toda conciencia pretende volver a una concepción ecocéntrica del mundo. Es por eso que la ecología profunda es una invitación a ir más allá de las reformas inmediatas para combatir, por ejemplo, la contaminación del aire y el agua. Es decir, ir más allá de la superficialidad de los problemas ambientales y atacar las causas y no las consecuencias de la degradación ambiental.

Entrar a la raíz implica un cambio del paradigma social de dominación. Es buscar un igualitarismo biosférico en donde podamos coexistir y cooperar en un mundo complejo. El problema en este caso somos los seres humanos y nuestra incapacidad para trascender el yo. Es también un recordatorio de que la sociedad humana ha vivido bajo un paradigma ecocéntrico mucho más de lo que nuestra memoria colectiva es capaz de recordar.

A pesar de que se han desaprovechado algunas oportunidades para retomar el pensamiento ecocéntrico, no todo está perdido. Aún estamos a tiempo de volver a los textos de Spinoza y santificar al mundo mediante la identificación de Dios con la naturaleza. Somos uno con la naturaleza, aunque seamos muchos como especie. Puede que la capacidad de alojar a la especie humana esté llegando a su límite, pero afortunadamente el abandono de la tradición nos permite elegir y cuestionar la idea de familia. El crecimiento de la población se puede revertir, y para lograrlo, las mujeres alzarán cada vez más su voz.

Ecofenimsmo y opresión: por el fin de la sociedad patriarcal

El pensamiento feminista ha situado a la sociedad patriarcal como la causa de los problemas ambientales y de las relaciones de opresión entre los hombres. Aquello que no fue contemplado del todo por la ecología profunda, las formas de opresión que el hombre ejerce sobre los débiles y desprotegidos, es abordado de manera muy particular y reflejado en una postura que se presenta en contra de la dominación de la sociedad machista. En especial el debate acerca de los problemas de sobrepoblación, que tanto la ecología profunda como el ecofeminismo trata con sumo interés, arroja una postura según la cual es primordial el empoderamiento sexual del género femenino como un mecanismo que revierta el crecimiento poblacional. También, es fundamental el cuestionamiento de la idea de maternidad y la posibilidad de concebir un modo de vida para las mujeres que no esté vinculado a la procreación.

Asimismo, hay quien considera que el ecofeminismo es el único combate totalitario capaz de derribar el sistema de dominación y abolir todas las formas de opresión presentes en la sociedad. Según este punto de vista, no es cuestión ni de modificar el sistema de producción y abogar por el desaparecimiento del capitalismo, ni saberse parte de un todo de interrelaciones complejas y metafísicas, sino de lo que se trata es el derrocamiento de la falocracia.

No obstante, existen divergencias dentro del ecofeminismo acerca de la conexión entre la mujer y la naturaleza, y las consecuencias de ésta distinción en el papel que tendrán las mujeres en la transformación de la estructura de poder. Por un lado se encuentran quienes sostienen que las mujeres poseen una sensibilidad superior para percibir la naturaleza, y por otro, quienes argumentan un potencial liberador del género femenino. En el primer caso, se podría llegar a estigmatizar el rol y la jerarquía de las mujeres y no eliminar por completo el sistema de dominación; mientras que en el segundo caso, las mujeres se convertirían en la única esperanza de salvación de la naturaleza y del planeta.

Por último, es posible reconocer que existe una falsa dicotomía entre la visión antropocentrista y naturalista del mundo, y que un feminismo ecológico es capaz de mediación y reconciliación para lograr un reencantamiento del medio ambiente. Si las mujeres son el lado menos racional de la humanidad en un mundo extremadamente racional, pueden ser tan racionales como los hombres y transformar la misma idea de razón. Razón que tiene el potencial y la responsabilidad de situarse en la base de la segunda Ilustración.

Sociedad de riesgo: la ruta a la segunda Ilustración

De acuerdo con Giddens y Beck, se ha terminado la naturaleza y la tradición, y ha aparecido una nueva sociedad en donde el mayor riesgo está dado por nuestro conocimiento. La preocupación es ahora lo que le hemos hecho a la naturaleza y la posibilidad de elegir nuestros propios destinos. El experimento llamado humanidad sigue su curso, pero no hay nadie que verifique los resultados ni proponga el camino a seguir. La ciencia ha dejado de ser un oráculo, mientras que la política está llamada a asumir un papel central en el manejo de las sorpresas que nos esperan.

La modernidad se ha vuelto reflexiva y el riesgo manufacturado, es producto de nuestro esfuerzo científico y político de controlar el futuro. La crisis ambiental nos ha situado en un contexto en donde ya no es posible predecir los riesgos y en donde las ideas decimonónicas están llegando a su límite. Explota el peligro de lo social y el reconocimiento de los riesgos manufacturados ha echado a andar una dinámica de cambio político y cultural que está socavando a las burocracias y el predominio de la ciencia.

La politización de espacios privados se vuelve evidente frente a la necesidad de profundizar sobre las externalidades de la industria y del desarrollo. Politización que conlleva un debate, tanto de la pertinencia de los avances científicos y de los riesgos que no logra disipar, como del papel del Estado en ésta transformación. Éste último tendrá que evolucionar para lidiar con los riesgos y para favorecer el compromiso político necesario que haga florecer y equilibrar los debates.

Las mujeres y las ciudades: condiciones necesarias para la segunda Ilustración

Si la razón subjetiva ha limitado los alcances de la ilustración, el reencantamiento racional del mundo pasa por rescatar a la razón objetiva y erigirla como pilar de la acción del Estado y de las políticas públicas; de la ciencia y su aplicación tecnológica; y de los movimientos sociales y sus luchas por la democratización del espacio público. Para lograr esta transformación el actor clave serán las mujeres y su espacio de actuación las ciudades.

Las ciudades proveen un escenario en donde la diversidad de pensamiento es mayor, en donde el acceso a los servicios de salud y educación están más extendidos y en donde es más fácil articular movimientos ciudadanos. Lo anterior facilita el empoderamiento de las mujeres tanto de su sexualidad como de sus destinos de vida. La salud y la educación jugarán un papel fundamental al permitir, por un lado, que las mujeres tengan acceso a métodos anticonceptivos y a la posibilidad de decidir sobre sus cuerpos, y por otro lado, que tengan la libertad de elegir modos de vida que no estén vinculados a la reproducción.

Mujeres con pleno dominio sobre su propio cuerpo y sobre su propia vida podrán reorientar los valores de la sociedad, valores en donde la individualidad no implique negar al otro sino considerarlo parte de la gran familia humana. Ciudades en donde habrá cada vez más mujeres sin hijos, pero en donde se reforzarán los lazos de fraternidad. Una sociedad, que comandada por las mujeres y los hombres en condiciones de igualdad, logrará en las ciudades revertir el crecimiento poblacional y tomar conciencia de los riesgos y los retos que se avecinan.

El empoderamiento de las mujeres dentro de las ciudades reencantará racionalmente al mundo y rescatará a la razón objetiva de su prolongado letargo. Ciudades solidarias, compactas, accesibles, con espacios públicos de calidad, y en donde la sociedad sea consciente de los riesgos y de los debates sobre las políticas y la ciencia, a eso debe aspirar la moderna relación medio ambiente sociedad.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Regir la praxis: La razón deformada de la Ilustración y la próxima revuelta de la naturaleza

Por Javier Garduño

Razón práctica que deviene utilitaria. Concepción del mundo natural ligado al dominio. Estas son algunas de las ideas que la Ilustración ha imprimido en nuestra conciencia, deformando nuestra relación con los hombres y con el medio ambiente. La Ilustración nos ha alejado de los mitos pero nos acerca paso a paso a la autodestrucción. Aquello que pretendía quitarnos el miedo a lo desconocido nos conduce a la incertidumbre. Si bien es cierto que un mundo sin razón es inconcebible, es posible proyectar un mundo sin dominio aniquilador.

La respuesta pasa por analizar cómo percibimos a la naturaleza y cuáles son los sentidos que han sido privilegiados para relacionarnos con ella. La paradoja: la vista nos ha cegado y pareciera que ha sido a causa de la luz ilustrada. El afán por dominar el medio ambiente con la vista nos ha alejado de una experiencia sensorial más amplia, más completa. La naturaleza como espectáculo para el dominio impidió una concepción en donde el horror y la excitación pudieran ir de la mano. Porque la razón ilustrada es implacable, una cosa no puede ser dos a la vez. Bajo los ojos de la razón la naturaleza no puede ser utilidad y belleza. Así, el medio ambiente natural ha perdido parte de su esencia, sólo es visto para dominarlo, para satisfacer las necesidades de la reproducción y acumulación del capital.

Y el dominio se resiste a ceder. A pesar de algunos brotes, la sociología no ha sido capaz de borrar de las conciencias la supuesta necesidad de dominar a los hombres y a la naturaleza. La Dialéctica de la Ilustración sembró algunas semillas con su crítica a la razón ilustrada, pero éstas no han sido suficientes, ni suficiente ha sido su cuidado, para que de los pilares de una nueva razón ecológica se erija un nuevo sistema de valores dentro de la sociedad. La nave de Odiseo nos muestra con claridad el dominio, pero en Adorno y Horkheimer no ha ido más allá la crítica sino al señorío del hombre por el hombre. La naturaleza externa tendrá que esperar una nueva ola de pensamiento crítico. Sin embargo, los debates son largos y la espera nos acerca al abismo, la revuelta se acerca.

La praxis se erige en reina mientras que sus súbditos, cegados e impedidos de escuchar los llamados de auxilio de la naturaleza, pues sus oídos están cubiertos de cerca, se acercan al naufragio. Odiseo no permanecerá en calma, pues si su barco zozobra desde el mástil contemplará con vista privilegiada su hundimiento. Así como la cadena que lo ataba al mástil no ha sido suficiente, tampoco ha sido suficiente el oráculo de Kant: los hombres más que nunca se encuentran dócilmente sometidos a la razón de los datos inmediatos, en la búsqueda incesante de la auto conservación. La regresión se hace evidente cuando la sociedad industrial no somete a juicio la esclavitud rítmica de los remeros de Odiseo. La regresión es también renuncia, a la crítica y al pensamiento. La revuelta espera impaciente.

Tampoco las co-construcciones sociológicas encuentran eco. Los procesos pensados como duales, de lo social y lo natural y su interrelación entre lo ambiental y las prácticas sociales, irrumpen tímidamente. Sin embargo, su modestia es esperanzadora pues no buscan la verdad sino el compromiso, la provocación y la reconstrucción. La co-construcción de lo social y lo natural es una bocanada de aire fresco y un llamado a la apertura de los límites entre las distintas áreas de conocimiento científico. Un grito de auxilio para entender cómo construimos los problemas, los supuestos que están detrás y la relación entre la ciencia, las instituciones y las decisiones políticas. No obstante, la bocanada de aire parece agotarse y el aire se vuelve cada vez más escaso.

Modernidad radicalizada y sociedades del riesgo se presentan como respuestas actuales a viejos debates. La conciencia social de la modernidad parece reaccionar, pues el mundo ha cambiado. Lo que está en juego no son las ganancias, la prosperidad o el valor del mercado, son las pérdidas, la destrucción y las amenazas. La sociedad del riesgo es un primer aviso de la revuelta de la naturaleza que se avecina, una advertencia de los riesgos externos. El problema es que la respuesta a esta advertencia está mediada por una construcción social y por una valoración cultural. Esta respuesta es lenta mientras la inercia que reproduce los riesgos aumenta exponencialmente su velocidad. Sin embargo hay protesta, la alarma ha encendido algunos focos y éstos han sido vistos por la clase media. La cera en los oídos de los remeros de Odiseo va cediendo, se escuchan tenues gritos.


Hay, por otro lado, quienes siguieren que la única salida a la relación autodestructiva del hombre con la naturaleza es la revolución socialista. Se nos advierte que mientras no se modifiquen las estructuras y las relaciones de producción no hay esperanza para el movimiento ecológico. La revuelta de los jóvenes no debe entonces pedir ni proponer la reforma sino exigir la transformación de raíz de la sociedad. No advierten del todo que Marx no mostró preocupaciones por la dominación de la naturaleza por el hombre y que los regímenes socialistas no han dado señales de ir en contra de esta concepción. Su crítica es pues una crítica incompleta, como la de Adorno y Horkheimer, ya que el medio amiente es relegado a un segundo plano y la dominación enfocada en aquella que es ejercida por los hombres sobre los hombres.

Los escépticos dirán que la revuelta es un invento, que siempre han existido guerras y que la naturaleza fue creada con la intención de que nos aprovechemos de ella. Ellos creen tener de lado a sus libros sagrados. No distinguen, sin embargo, entre la naturaleza interna y externa y en sus respectivas revueltas. Porque de la primera sobran ejemplos en la historia de la humanidad. Son precisamente estas revueltas de las que Adorno y Horkheimer nos advierten: la revuelta de la naturaleza humana dirigida contra la estructura de dominación y su racionalidad. Riesgo latente que se materializa día a día: cabezas que cuelgan inertes, cuerpos sin vida abandonados en calles congestionadas, fosas de muertos sin nombres y un largo y conocido etcétera. La revuelta de la naturaleza interna nos ha alcanzado.

De la segunda revuelta estamos por ver sus consecuencias más destructivas. Porque esta revuelta no fue del todo anticipada, se escondió en la concepción naturalista del mundo, escapó la crítica. La aplicación irracional de la tecnología al dominio del medio ambiente, el regir la praxis, terminó por modificar los ciclos de renovación de la naturaleza. Y la respuesta de esta última parece inminente. El riesgo entonces es doble: episodios de violencia entre los hombres (la revuelta interna) y la respuesta violenta de la naturaleza a su sobreexplotación (la revuelta externa).

Frente a la violencia, el miedo se apodera de la sociedad. La Ilustración nos había prometido superar el miedo, volvernos adultos e iguales. Sin embargo, nos ha fallado y vivimos desiguales en la incertidumbre por el futuro. La razón para regir la praxis muestra sus límites y consecuencias. No obstante, la razón crítica pretende quítale el velo a la razón utilitaria. La ecología política, el realismo crítico y la co-construcción sociológica han abierto algunas brechas, transitemos por ellas antes de que la revuelta de la naturaleza nos arrebate la razón.

miércoles, 29 de junio de 2011

Sociología urbana: las luchas por el espacio como objeto de estudio

Por Javier Garduño

Si la sociología se constituye como la conciencia social de la modernidad, resulta importante distinguir si la modernidad tiene esencialmente un ámbito espacial representado por la ciudad o si se constituye como un reflejo de algún conjunto de valores específicos o de un sistema de producción económica particular. Esta distinción es relevante para establecer si es pertinente hablar de una sociología específicamente urbana o si el estudio de las relaciones sociales que se ubican en la ciudad se puede abarcar mediante una teoría social de carácter más general. En este breve texto se considera que las urbes contemporáneas ofrecen la oportunidad de la apropiación social del espacio, por lo que se hace necesario abogar por el desarrollo de una sociología urbana y no sólo de una sociología de carácter general.

En primer lugar, es importante señalar que en sus orígenes la sociología no tuvo como objetivo establecer un estudio propio de la ciudad. Los autores clásicos dentro de la tradición sociología veían a la ciudad como el lugar en donde se lleva a cabo el proceso de racionalización de la vida moderna. Sus planteamientos teóricos no conciben a la ciudad como la causa del surgimiento de la sociedad moderna. Sin embargo, sus aportaciones abrieron camino al estudio sociológico de la ciudad y a un mayor entendimiento de la sociedad moderna.

Se puede considerar que el análisis de la ciudad, y de las relaciones sociales que ahí se generan, encuentra un enfoque basado en el espacio con la aparición de la Escuela Ecologista Clásica de Chicago. Ésta corriente del pensamiento sociológico basa su objeto de estudio en apreciaciones biológicas de los cambios que tienen lugar en el espacio urbano. De esta forma, ésta escuela logra darle una explicación al crecimiento de las ciudades en función de la movilidad de una población migrante que empieza a establecerse en las grandes ciudades norteamericanas y que encuentra ciertas barreras para ser asimilada por la sociedad.

La visión de los ecologistas clásicos de Chicago sienta las bases de una sociología propiamente urbana en donde el espacio que ocupa la ciudad será el objeto de estudio central. Esta postura contrasta con otras escuelas del pensamiento sociológico en donde lo importante no es como tal la ciudad sino las relaciones sociales dentro de la sociedad moderna (las cuales tiene su expresión más evidente en las grandes ciudades). No obstante las posturas estrictamente sociológicas sobre la ciudad y las relaciones que ahí se generan han tenido un desarrollo muy relevante en la historia moderna, éstas dejan de lado una concepción que brinde la oportunidad para que los individuos se apropien del espacio y puedan mediante ésta apropiación transformar la ciudad.

La apropiación del espacio, visto éste como un instrumento para el ejercicio del poder, se presenta como algo vital en la ciudad de hoy en día. Lo anterior, debido a que las ciudades contemporáneas reproducen esa forma de alienación que es representada, según mi punto de vista, por el papel que tienen los automóviles en el espacio público. Ésta alienación se refleja tanto en el uso privado de un espacio por naturaleza colectivo como es la calle, como en la opresión en términos de vidas humanas perdidas por las emisiones contaminantes y por los accidentes que generan los vehículos motorizados. Asimismo, en las ciudades contemporáneas vemos cómo el Estado reproduce esa forma de alienación al destinar grandes recursos en ampliar y fomentar el uso privado del espacio, mediante la ampliación y mantenimiento de las calles, avenidas y vías rápidas.

El uso desproporcionado del espacio que utilizan los automóviles en las ciudades vuelve entonces necesario impulsar y fomentar la apropiación social del espacio, a través de la participación y de la lucha urbana. Los movimientos urbanos, y en particular aquellos centrados en cuestionar el papel de los automóviles en las ciudades, son fundamentales para lograr transformar el entorno social. De especial interés resultan aquellos movimientos urbanos que proponen alternativas a la movilidad, en el sentido de movimiento cotidiano, como son aquellos que buscan impulsar el transporte público y el uso de la bicicleta. Ambas alternativas de movilidad se presentan como una respuesta tanto a los problemas de espacio en urbes densamente pobladas como a los problemas de contaminación en las ciudades.

Por tanto, la sociología está llamada a estudiar estos procesos de transformación del espacio bajo una mirada específicamente urbana. Lo anterior, permitirá tener una teoría social específica, la sociología urbana, para estudiar aquellos fenómenos que se producen en la ciudad y que tienen como objetivo lidiar con los aspectos espaciales de las relaciones sociales.

Por último, es importante señalar que a pesar de que puedan existir críticas y planteamientos divergentes con esta propuesta, el estudio de las ciudades será central para las ciencias sociales debido a que las ciudades seguirán comandando los procesos de transformación en las sociedades modernas. Por lo que, exista o no una sociología enfocada en los aspectos espaciales, el estudio de las ciudades continuará siendo la conciencia crítica de las sociedades contemporáneas.


sábado, 25 de junio de 2011

#Wikimulta

El día de hoy participé junto con @ElNahual en #wikimulta. El objetivo de esta acción era multar a automóviles que estuvieran violando alguna norma del reglamento de tránsito. Esta actividad se realiza a nivel nacional en el marco del próximo Congreso Internacional Car Free que se celebrará en Guadalajara en septiembre.

Aca la pagína de carfree para más información:


Unas fotos también: